lunes, 3 de octubre de 2016

LA FACTURACIÓN ELECTRÓNICA, EL CAMBIO DIGITAL MÁS SIGNIFICATIVO EN MÉXICO


Cada día que pasa, la tecnología va impactando más nuestras tareas, nuestras actividades, nuestro trabajo, las relaciones interpersonales, en sí, nuestras vidas. Años atrás, en las áreas contables y fiscales, realizar una factura era un proceso tardado y complicado para las empresas. Actualmente, el procedimiento del papel, lo
s sellos y las impresiones han sido remplazados por un click que traslada la información en segundos.
Y quizá sea este, uno de los cambios tecnológicos más representativo que ha tenido México y que han experimentado los contribuyentes. Sin embargo, es solo una de las modificaciones que las autoridades tributarias han puesto en marcha para facilitar y optimizar los procesos fiscales y administrativos de los contribuyentes.
El desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas en materia fiscal, como la contabilidad electrónica y las auditorías online, implica un cambio en la relación contribuyente-autoridad que está vinculado al proceso de almacenamiento de la información y la gestión de los datos.
Anteriormente, las empresas reportaban sus resultados y transacciones al fisco una vez al año; a partir de la introducción de estos cambios tecnológicos, las autoridades tributarias reciben esa información de manera mensual o incluso diaria.
La cantidad de datos recolectados es tan amplia que, a efectos de su explotación, se comenzaron a utilizar técnicas como el desarrollo de softwares que permiten un proceso de análisis de datos que arroja información útil para la toma de decisiones.
El uso de este tipo de estrategias, aunado a las nuevas herramientas disponibles a través del internet de las cosas y la explotación de tecnologías en la nube, abre la posibilidad de incrementar la productividad y la recaudación fiscal por parte del SAT.
Este nuevo escenario digital representa un fuerte reto para las empresas que realizan negocios en México. Es necesario revisar procesos, actualizar la tecnología, gestionar al talento y los equipos de trabajo y, en algunos casos, reposicionar las áreas fiscales.
A medida que la tecnología siga avanzando, los cambios continuarán poniendo a prueba las capacidades de las autoridades fiscales y de los contribuyentes para trabajar en conjunto y recibir la mayor cantidad de beneficios posible.

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